No eres tú y por extraño que parezca tampoco soy yo, es el
tiempo.
Te atrapa y jamás te deja libre, te levantas y todo un día
se cierne sobre ti, tan completo de horas como tú quieras, tan lleno de
oportunidades como necesites.
Te posee desde tu primer llanto, aunque en realidad es unos
meses antes cuando empieza a querer saber de ti.
Tan sumisos nos tiene que a veces nos embarca en un vaivén
de tormentas, en otras ocasiones de Sol, luz y felicidad.
Por encima de cualquier cosa está ÉL.
Las agujas se mueven a cada segundo, los números varían,
siempre, pero la realidad es que nunca dejan de pasar por el mismo lugar, cada
grano de arena vuelve a cambiar de lado, cada número vuelve a repetirse en cada
hora de cada día y cada aguja vuelve al punto en donde estuvo.
La piel varía, así como nuestro fin de existencia.
Las manos parecen estar dispuestas a dejarse descubrir un
poco más, pues su interior con los años se deja ver bastante más.
Los sueños, ay, los sueños, tanto nos aterran que en el
momento en el que dejas que el tiempo atrape en sus garras a alguien más,
alguien creado con el tuyo propio, cambian sin pensar.
La vida fue creada por el tiempo, pensadlo, sin él nadie te
hubiera creado.
A algunos los mantiene en el lugar que el destino les quiere
dar, a otros por el contrario los necesita despiertos, mucho más que
cualquiera.
Nos hace brillar, pero también nos deja a nuestra voluntad.
Sin tiempo, los sueños jamás variarían, sin tiempo la vida
se detendría para siempre, no entenderíamos que lo único que tenemos es él
mismo, sin él el amor no existiría, como tampoco nosotros, la verdad, la
mentira, la soledad, el miedo.
Todo se reduce a una sola cosa.
Es por eso por lo que no eres tú, pero es que tampoco soy yo, no eres tú quien creó la distancia, ni yo quien la hizo realidad, es él quien quiso separarnos en un momento de verdad.
Es por eso por lo que tú no eres el culpable, como tampoco soy yo quien carga con ella en sus espaldas, es él, no podría ser nadie más.
Pero es que no existe de forma física, no es alguien a quien culpar, es la realidad, siempre es ella la quien nos dice la verdad.
Todo termina, al igual que todo empieza, nada es para
siempre, porque ese poder solo lo tiene el TIEMPO.
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